El Redentor

Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios.
1 Pedro 3:18


Cristo nos redimió.
Gálatas 3:13


La Biblia nos habla de Job, un hombre que pasó por terribles sufrimientos. Sus hijos y sus bienes le fueron quitados, luego la enfermedad y el dolor hicieron de él su presa. Y si dejó escapar de sus labios alguna queja contra Dios (Job 27:2), era porque no comprendía el porqué de su desgracia, pues había llevado una vida ejemplar.
No obstante, reconoció que Dios ve y evalúa todo (cap. 31:4). En aquellos tiempos tan lejanos, sin tener la Biblia a su disposición, comprendió, enseñado por Dios, que existe un más allá, pues afirmó: “En mi carne he de ver a Dios” (Job 19:26). Y no estaba lleno de miedo, pues pudo declarar: “Yo sé que mi Redentor vive” (Job 19:25). Un redentor es aquel que rescata a un prisionero, quien trae la libertad.
La vida de muchos de nosotros ha estado marcada por episodios dolorosos que nos parecen incomprensibles. La historia de Job nos enseña que Dios conoce todo, dirige todo y hace que todo ayude al bien de los que le aman (Romanos 8:28). Así fue como Dios, por medio de las pruebas, hizo que Job conociese mejor a ese Dios a quien servía. Y Dios se glorificó en su siervo.
Ese Redentor vino a la tierra en la persona de Jesucristo. Vino a liberarnos de la esclavitud del pecado. Para salvarnos dio su vida en la cruz, y Dios lo resucitó. A los que reconocen su necesidad de ser salvos y aceptan a ese Salvador perfecto, él ofrece el perdón y la vida eterna. ¡Este es el poderoso y sencillo mensaje del Evangelio!
“Tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios…” (Apocalipsis 5:9).

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza); Fenixs producciones © B&W company

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